La Plataforma de Afectados por las Hipotecas exporta su movimiento


La Plataforma de Afectados por las Hipotecas exporta su movimiento

Este fin de semana se han reunido en Barcelona otros colectivos con el mismo objetivo para aunar criterios de actuación

GUILLEM MARTÍNEZ - Barcelona - 19/06/2011
La Plataforma de Afectados por las Hipotecas ha conseguido esta semana su récord de desalojos paralizados. Esta asociación de ciudadanos barcelonesa canaliza protestas, ofrece asesoramiento e intenta negociar con los partidos cambios legislativos. Su éxito y su oferta de propuestas -como la creación de un código de conducta en sus acciones, siempre pacíficas- se ha exportado a otras localidades catalanas y de todo el Estado. Este fin de semana ha reunido en Barcelona a otras plataformas, para aunar criterios y reforzar la propuesta. El qué y el cómo de la PAH son, quizás una metáfora del 15-M.
Asistimos a una acción stop-desahucio organizada por la PAH, el jueves en L'Hospitalet. Son las nueve de la mañana. Llego a un número de la calle de Terra Baixa, L'Hospitalet. Allí hay una chica bajita pero de gran metabolismo. No para de moverse mientras habla. "¿Vienes por lo del desalojo?". Le digo que sí. Me dice que somos los primeros. Ella viene de Badalona. Casi no ha dormido. "¿Cómo se hace esto?". Ni idea. Poco a poco empiezan a llegar más personas. Gente guapa, gente fea, zaras, hache-emes, chándales, personas en paro, personas que trabajan, pero se han permitido venir aquí novios, pensionistas, amiguitos y amiguitas. Casi un centenar de personas en día laborable. Un paisaje muy horizontal, como el del movimiento 15-M.
Llega un señor con una pancarta de una asociación de afectados por las hipotecas. Saca un megáfono. Explica para qué estamos ahí. El megáfono no funciona. Pero al señor se le oye a la perfección. "Vaya chorro de voz", dice una señora. Aparece un señor con una camiseta de la PAH. Explica por el megáfono, que ahora ya funciona, el caso de la cosa. El desahucio está anunciado para las 10.30. Pero es posible que la comisión judicial se retrase, a la espera de que la concentración se disuelva con el paso de las horas. Es posible que, incluso, no vengan. Esta semana, en la que la PAH ha conseguido paralizar más desalojos -10 en todo el Estado-, en al menos un par de ocasiones no llegó a venir la comisión.
Y, en efecto, pasan las horas. De vez en cuando, el señor de la camiseta habla por el megáfono, con tranquilidad y en un tono informativo alejado de la crispación. En esa espera, se habla de la realidad. El 15-M está posibilitando nuevos accesos a la realidad, que antes se hacían desde la timidez y el fuera de juego. Se citan nombres de políticos de izquierdas que están en el consejo de alguna caja. Se habla así de entidades financieras, de la vinculación entre el mundo de las finanzas y la política -tal vez, la meditación genérica del 15-M-. Se habla también de lo de hace tres días -fue 15-J-, y de la violencia. Se habla de policías infiltrados. Y de la necesidad de que el 15-M sea pacífico. También se amplía el concepto de violencia. La conversación adquiere giros de una riqueza inesperada. Se habla así de violencia económica. De la violencia que hubo en el Parlament -es decir, también en su interior-. Alguien enumera detalladamente algunas de las leyes de la ley ómnibus y de su coste social. "Esto es un cambio de régimen". "Si el Estado no está para garantizar el bienestar, ¿para qué sirve? ¿Para hacer negocios?", dice un señor, que tal vez esté formulando el bussines friendly ese. Se formula un caso concreto de violencia económica. El de Mercedes, la persona a la que han venido a proteger de un desahucio. Compró este piso por más de 200.000 euros. Ya no tiene ese precio. Si se realiza el desahucio, Mercedes seguirá debiendo al banco más de 100.000 euros. Y será inhabilitada para cualquier operación bancaria o financiera. "No podrá comprar ni una minipimer en Miró", dice uno. "En Miró, seguro que no, que están de ERE", dice otro.
Y los de la comisión, que no vienen. Pasan más horas. En un momento, la cosa parece desparramarse un tanto. Un señor de los que están a primera hora se ha puesto una gorra para protegerse del sol. Con las siglas CGT. Se monta un pollo, que una señora de PAH apacigua con celeridad y salero. Es curioso que la CGT, un sindicato con políticas muy diferenciadas del resto de sindicatos, pague el pato ahora. Como lo fue que el otro día -por el 15-J- pagarán también los diputados Boada y López Tena -ambos votaron no a los recortes-. Lo que apunta al antipoliticismo del movimiento, que no ve muchas diferencias entre los políticos. Posiblemente se tendría que depurar. Como también, posiblemente, los partidos de izquierdas, después de sus experiencias gubernamentales, deberían realizar sus análisis.La socialdemocracia europea, por cierto, se está planteando la capacidad transformadora desde los Gobiernos. Oskar Lafontaine, así, abandonó el SPD y el cargo de Ministro de Economía, y se unió Die Linke -una izquierda que agrupa a socialistas 2.0, comunistas 2.0 y libertarios 2.0-, partido que si bien participa en el Gobierno de algún Lander, se plantea los éxitos históricos de la izquierda -como el Estado de bienestar-, como un triunfo de la sociedad frente al Estado, realizado con las izquierdas fuera de los Gobiernos. Los partidos españoles y catalanes no entienden el 15-M. Pero, por lo que se ve, también están desvinculados absolutamente de otros procesos de renovación que los mismos partidos realizan en Europa.
También está poco familiarizado con otras opciones legislativas europeas, más progresistas. La PAH, por ejemplo, tiene como caballo de batalla introducir la dación como solución en este tipo de conflictos hipotecarios. Mantiene relación con partidos e instituciones para cambiar la Ley Hipotecaria y europeizarla en esa dirección. Con poco éxito. Esta misma semana el Congreso ha vuelto a rechazar la reforma de la Ley Hipotecaria. Y con más votos negativos que nunca, al sumarse CiU a PP y PSOE. El 15-M también es un análisis sobre la incapacidad de los partidos, y sobre la escasa vocación transformadora de la izquierda en el poder. "Solo pueden gobernarnos a nosotros. No a la banca. Solo nos pueden prohibir fumar a nosotros", dice alguien.
Por fin, poco antes de las 14.00 llega la comisión. Todo el mundo se agrupa frente a la portería, y empieza a corear el nombre de Mercedes. Nace en el ambiente algo extraño. ¿Fraternidad? El 15-M ha posibilitado que nuevas generaciones renueven su alianza con esa cosa extraña. La comisión judicial está compuesta por cuatro personas, tres de las cuales les gustaría estar en otra parte. "Deja el papel y vámonos rapidito", le dice uno al más echado para delante. Un par de miembros de la PAH asumen la interlocución. Desde la amabilidad y la formalidad, le explican lo que están haciendo. Están protegiendo el derecho a la vivienda. Invocan, para el caso, el artículo 47 de la Constitución. Calman a los concentrados y empiezan a negociar. Se producen momentos de empatía con la comisión. "No, si tienen toda la razón del mundo". En uno de los actos de mayor violencia cotidiana -un desahucio; echar una persona de su casa-, se produce, gracias a la mediación de la PAH, una respuesta absolutamente tranquila y sosegada. La PAH, por cierto, está muy preocupada por el carácter pacífico de sus acciones. Con ese fin, esta misma semana, ha creado un protocolo que seguir en caso de desahucio, que ha colgado en su página. El 15-M -DRY de Gipuzkoa, o #camapadasol, en las últimas horas- está editando protocolos en la misma dirección y para sus actos.
En un momento dado, uno de la comisión explica que esto es "aplazar lo inaplazable. Y ustedes lo saben". Los de la PAH responden con una sonrisa. "La PAH, aprovecha el aplazamiento del desahucio para negociar con la entidad bancaria una solución", dice luego Lucía Delgado, miembro de la PAH. La idea es conseguir que el afectado se quede en su casa, que ahora ya no sería de su propiedad, a cambio de un alquiler a la entidad bancaria. "Te sorprenderías de lo que se consigue".
Ayer sábado, la PAH celebró una reunión en su local -Obradors 6- con otros grupos de todo el Estado. Esta propuesta barcelonesa ante los abusos hipotecarios, se está exportando con éxito. En lo que es, tal vez, otra metáfora del 15-M, un movimiento sin centro. La PAH es una asociación fundada en 2009. Su primera manifestación pública fue un comunicado ante el suicidio, en 2010, de un ciudadano en un parque, momentos antes de ser desahuciado. Tal vez, ese ciudadano es el hombre que se quemó a sí mismo en Túnez. Después de formarse legalmente, la asociación empezó sus acciones ciudadanas y sus propuestas a los políticos. El CGPJ ha previsto que entre 2007 y hasta fin de 2011 se realicen cerca de 500.000 desahucios, pese a la magnitud de los números, está problemática no se ha visualizado hasta que el 15-M permitió ampliar los límites de lo visualizable.
La PAH es un círculo más de esos miles de círculos invisibles que forman el gran círculo del 15-M. Y que la cultura de la transición no puede dibujar ni comprender. No puede tan siquiera identificar los problemas que el movimiento parece apuntar: la violencia económica y la incapacidad del sistema para percibirla.
Los de la comisión se van. Todo el mundo grita el nombre de Mercedes Y, después, "sí se puede". Una y otra vez. Hoy también se ha podido hacer lo que ninguna institución o partido había previsto. La PAH, un movimiento horizontal de aspecto libertario, parece formular, curiosamente, reivindicaciones socialdemócratas, reformistas, que implican reformas legislativas. Y está reformando, por los hechos, el problema de los desahucios, un tema abandonado por la política. En lo que puede ser otra metáfora del 15-M.
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El grito de la solidaridad: "¡Eva somos todos!"

Activistas logran frenar el desahucio de una madre separada en Valencia
Los activistas con Eva en el portal de su casa.
17/06/2011 23:30  Valencia
Eva, en el paro y con dos hijos de 14 y 8 años, pudo dormir anoche en su casa de la Avenida General Avilés de Valencia. El desahucio al que se enfrentaba, previsto para las 11,30 de la mañana de este viernes, se aplazó porque los desalojos programados a primera hora habían tardado más tiempo de lo previsto, según la versión oficial que pudo obtener del juzgado. Aunque los activistas que le apoyan sospechan que algo tuvo que ver la presencia ante la vivienda de un centenar de personas que el día anterior habían sido convocadas por los redes sociales. "Es una victoria parcial porque llegará una segunda fecha de desahucio", informaba, tras tres horas de espera, una portavoz de la PAH megáfono en mano.
Todo empezó cuando Eva acudió a la asamblea creada en su barrio al calor de las movilizaciones del 15-M y expuso su situación. Separada, con dos hijos y en el paro, pagaba a medias con su ex pareja la hipoteca de su vivienda. "He trabajado de todo: teleoperadora, oficina de reformas... Lo que salga", explicó. Pero el pasado lunes, recordó, "vine con los chiquillos y estaban taladrando la cerradura". Según le explicaron un funcionario del Juzgado y un representante del banco, la notificación había sido enviada a su ex pareja que, al parecer, no paga su parte desde hace meses. Con este panorama Eva se quedó con una puerta agujereada y una notificación oficial de desahucio que le recordaba que si no abandonaba la casa de inmediato iban a acudir "con las fuerzas del orden y los servicios sociales si hay menores".
La afectada se presentó en una asamblea del 15-M para pedir ayuda
Los activistas de la PAH, vinculados al movimiento 15-M, decidieron asistir jurídicamente a Eva en la medida de lo posible y convocar una protesta en el portal de su vivienda. Este viernes, desde las 10 de la mañana jóvenes, estudiantes, indignados de la acampada de la Plaza del Ayuntamiento y algún que otro vecino del barrio ocupaban la acera del portal.

Disponer de más tiempo

Según explicaron los activistas de la plataforma su estrategia consiste en impedir a la comitiva de desahucio la entrada en la vivienda para "disponer de más tiempo para presionar al banco y a la administración y buscar una solución, ya sea la dación en pago o el realojo en otra vivienda". Si la Policía hace acto de presencia, la PAH propone "resistir de forma activa pero pacífica". Este viernes, sin embargo, los agentes ni se desplazaron a la vivienda.
"Los bancos deberían tener una actitud más compasiva", dice un indignado
Un ingeniero que se había hecho eco de la protesta por Internet apodado 'G' resumía el sentir general del gentío congregado: "La acción me parece un buen ejemplo a dar, es una muestra de solidaridad y apoyo de la gente". "Los bancos deberían tener una actitud más compasiva", añadió.
Tras dos horas de espera la propia afectada anunciaba que el desahucio se había "aplazado" pero que, en cualquier momento, podían venir "venir y tirarme de mi casa". "Me han dicho que se ha aplazado, nada más; se supone que tengo que estar fuera de casa", declaraba este viernes a este diario muy preocupada. Tras agradecer con el megáfono la presencia de los activistas y de los medios, la afectada no pudo contener las lágrimas ante un grito unánime: "¡Eva somos todos!".

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