NO TODOS SON IGUALES

AGUAFUERTES AMBIENTALES
 
DÍA MUNDIAL DEL AMBIENTE: NO TODOS SON IGUALES
 
            El 5 de Junio se cumple un nuevo aniversario del Día Mundial del Ambiente; buen momento para reflexionar sobre esta problemática, pero antes, por mi inveterada condición de docente, no puedo dejar de señalar el por qué de la elección de este día.
            Ello fue dispuesto por Resolución de la ONU del 15 de Diciembre de 1972, ya que el 5 de Junio de ese año, se abrió la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Humano, en Estocolmo (Suecia), que originara el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
            El fin era generar conciencia sobre la necesidad de proteger y mejorar las condiciones del ambiente, en la búsqueda de un desarrollo equilibrado para las actuales y futuras generaciones.
Haciendo un análisis retrospectivo de estos casi 40 años conmemorando el día, vemos que no hemos mejorado en la relación con el entorno, sino que hemos retrocedido a niveles peligrosos, que anuncian grandes males, todavía evitables, si actuáramos con racionalidad e inteligencia.
En Argentina, esta racionalidad debería plasmarse en intentar compatibilizar el mejoramiento de las condiciones sociales y la calidad de vida de sus habitantes, con un modelo productivo que no destruya absolutamente su propia base de sustentación, como el vigente.
En esa búsqueda común no hay lugar para fundamentalismos ni posiciones irreductibles, sustentadas por defensores a ultranza de la intangibilidad del ambiente o por los partidarios de un sistema productivista extremo que no contempla los mecanismos de regeneración y la capacidad de carga de los ecosistemas.
Muchas veces unos y otros, tratan de llevar agua para su molino, el que casi nunca es el molino de todos.
Debemos encontrar un modelo de desarrollo que satisfaga las necesidades comunes a escala humana y que persiga la sustentabilidad de muchos, antes que la rentabilidad de pocos.
Pero entiendo, que esa búsqueda debe estar impregnada de firmes convicciones e intereses nacionales, que en una discusión de conjunto, concreten el modelo de país en el que queremos vivir.
Creo que un país no se puede construir sin consensos mínimos sobre el camino a seguir, independientemente de las visiones y particularidades de cada sector.  
En materia ambiental sobre todo, deberemos aceptar que hay que construir acuerdos, ya que entre lo pésimo y lo óptimo, se debe intentar alcanzar lo posible. Lo que no es fácil en una sociedad propensa e inclinada a las fracturas permanentes.
Se complica más la cuestión, por cuanto desde mi óptica, lo ambiental, no es un problema técnico, como muchos tecnócratas de un lado y del otro nos quieren vender o hacer creer.
Lo ambiental es eminentemente político y es atravesado por la misma lucha de intereses (científicos, culturales, estratégicos, bélicos, geopolíticos y económicos) que se despliegan en el campo de batalla del predominio mundial y que los imperios vienen sosteniendo desde milenios con la misma perversidad y decisión.
En torno al ambiente y a la supervivencia de algunos, los buitres globales han desplegado sus ejércitos y sus maquinarias bélicas para quedarse con la mayor parte del botín, en desmedro de aquellos que no toman conciencia de la importancia de su patrimonio y sus potencialidades.
En esa estrategia de apropiación y usufructo del patrimonio mundial, todos los recursos valen.
Por ello, no es de extrañar el armado de quintas columnas, que bajan un discurso pergeñado en los países enriquecidos, mediante la cooptación de numerosas ONGs nacionales y sus ecologistas internacionales (Al Gore, entre otros), profusamente regados con subsidios y fondos reservados de embajadas y empresas multinacionales.
Distintos estudios e investigaciones ha determinado que: en América Latina y en especial en Argentina, en los últimos años, ha habido un crecimiento inusitado de organizaciones no gubernamentales (ONGs), ya sean de derechos humanos, ambientales, sociales, de género, de pueblos originarios o comunitarias y varios etc. más.
            Nadie puede con certeza explicar, las causas o razones de dichas tendencias, que como hongos después de la lluvia parecen cubrir todo el espectro de la llamada "sociedad civil", aunque no faltan las asociadas a esquemas de los distintos estamentos gubernamentales.
            Sorprende, que un gran porcentaje de ellas, actúen como delegaciones de organizaciones extranjeras, las que quizás arrastran visiones, metodologías, filosofías y objetivos de esos países.
Muchos aceptan como normal que, gran parte de estas ONGs. estén subsidiadas por embajadas, empresas, agencias de seguridad y gobiernos extranjeros, muchas veces con finalidades contradictorias con las de los países, en las que actúan y se desenvuelven.
Pese a estar vedado a los extranjeros inmiscuirse en los asuntos internos de otro país, la falta de control, hacen que muchas se desenvuelvan como pancho por su casa.
Se imagina una ONG argentina, activando contra EE.UU, Inglaterra o Francia, en Nueva York, Londres o París, con pancartas en la estatua de la libertad, la torre de Londres o Eiffel. En menos de 24 hs. estarían procesados y deportados.
Dejo en claro que estas dudas, no pretenden menoscabar o menospreciar a infinidad de ONGs. y militantes sociales, que de larga data y honestamente trabajan por el bienestar general del país de los argentinos y no del que financia.
Esta actividad ha ido generando un funcionariado y un establishment propio, que al incrementar los puestos de trabajo, ha dado también lugar a sórdidas disputas por el reparto de fondos, fragmentando a muchas organizaciones por dichos motivos.
            Sería saludable que algún día debatamos desapasionadamente estos temas, separemos la paja del trigo y con Martín Fierro, digamos: "No es para mal de ninguno / sino para bien de todos".
            Se sabe que muchas tienen acceso a Gobiernos, empresas y universidades, cuyos funcionarios aceptan sus ideas, realización de jornadas o propuestas técnicas de solución a tal o cual problema.
Esto les permite sentarse a las mesas ministeriales, como embajadores plenipotenciarios, incidiendo en las políticas públicas, sobre todo desde lo cultural o lo mediático.
El poderoso aparato comunicacional y las técnicas de marketing empleadas, generan en unos casos, una adhesión espontánea y en otros una suerte de capitis diminutio que impide la crítica.
La defensa de lo ambiental es ante que nada la defensa de lo nacional, de la propiedad común, de la garantía de futuro. No entender estas simples cuestiones es quedar expuestos al mayor de los fracasos y frustraciones.
Si lo dicho puede parecer un exceso de imaginación y les interesa, recomiendo leer lo siguiente: " La Telaraña Imperial. Enciclopedia de Ingerencia y Subversión" de Eva Golinger, Los crímenes con amianto: de la multinacional Eternit a la fundación Avina, www.revistaelobservador.com , "El Pretexto Climático", de Thierry Meyssan, o su último trabajo en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
Cuesta comprender que mientras se condena y repudia el genocidio, la explotación y apropiación de recursos, muchos militantes populares aceptan, sin cuestionar ni cuestionarse, subsidios o fondos provenientes de los sectores responsables de esos males.
No estaremos durmiendo con el enemigo, cuando se dice no al ALCA, Malvinas son argentinas, no al pago de la ilícita deuda externa, conjuntamente con organizaciones financiadas por embajadas y think tank de agencias de seguridad.
Quizás Ford, EXXON, Rockefeller, la CIA , BP o AVINA (juzgada por delito de genocidio en Italia) y tantos otros, se hayan vuelto ecologistas y por ello esponsorean a muchas ONGs. y líderes sociales argentinos y latinoamericanos.
Cuando la necesidad tiene cara de hereje, las palabras y las convicciones declinan. Quién está en condiciones de juzgar las urgencias ajenas.
MAURICIO MACRI es un tipo coherente; así como designó a Palacios y tantos espías en seguridad, también nombró al ex Jefe de la Fundación Vida Silvestre y representante de AVINA, como director de la Agencia de Protección Ambiental de la ciudad de Buenos Aires.
Los dejo hasta las próximas aguafuertes, con la tranquilidad de decir que soy por convicción, un militante de la vida, con aciertos y errores, pero que no he aceptado integrar esas nóminas.
Lamentablemente, algunos han transigido y terminan siendo funcionales a intereses o visiones que no siempre son las más convenientes para el país.
 
  Ricardo Luis Mascheroni
Docente e Investigador Universitario
 
 

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