Denuncia: El maltrato de Buquebus


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EL MALTRATO DE BUQUEBUS
UNA CATÁRSIS PERSONAL SOBRE UNA EMPRESA DECADENTE
Por Christian Sanz



    En los últimos meses he debido viajar reiteradas veces a Uruguay, en parte por cuestiones de trabajo, en parte por una suerte de "autoexilio" debido a la persecución del gobierno de los Kirchner contra mi persona. He comenzado a contratar, a esos efectos, los servicios de la empresa Buquebus, que me permiten llegar a Montevideo en sólo tres horas —en algunos de sus servicios, en otros se demora el doble de tiempo— a un costo medianamente accesible, que oscila en los 80 dólares viajando en clase turista.
    Los primeros viajes han sido muy buenos, con gran cordialidad y preocupación por parte de los empleados de la firma, fuerte limpieza y estricto cumplimiento de los horarios. Sin embargo, en los últimos viajes que he tenido que realizar, todos esos buenos atributos que había observado en un principio, se han ido desvaneciendo de manera inexplicable. De manera inversamente proporcional, el pasaje se fue encareciendo y el servicio fue trastocando en pésima atención al pasajero.
    No se trata ya de que sea reconocido como un pasajero frecuente —desde ya un cliente deseado por cualquier empresa de viajes—, sino de las más mínimas normas de trato para con el usuario de un servicio que no es para nada económico. Dos de mis últimos viajes salieron con atrasos imperdonables y el trato de los empleados de sendos barcos ha sido muy poco cordial para con los pasajeros; esto último, valga mencionarse, es algo que se hace cada vez más elocuente.
    Por caso, La última vez que viajé, hace apenas unas horas, fui muy mal tratado sólo por preguntar si había "wi fi" —Internet por aire— en la nave para poder utilizar mi netbook. Ese mismo destrato se reiteró a la hora de comprar algo para comer. Véase que digo "comprar", no "pedir". Dicho sea de paso, es insólito que no nos den siquiera un café de regalo con la compra del oneroso pasaje.
    Así y todo, a pesar de que uno quiere comprar, el destrato es insistente y se ve reiterado para con todos los pasajeros. Ni hablar de la desorganización a la hora del preembarque, donde cada persona asciende como puede —léase desordenadamente— al barco en cuestión. Insisto, no hay organización ni contención de ningún empleado de la firma.
    Todo lo antedicho, ha sido conversado con empleados de la firma Buquebus, tanto en Buenos Aires como en Montevideo, y siempre la respuesta que encontré es la misma: "si no le gusta, viaje en avión". De no creer.
    Efectivamente, haciendo caso a tan desprendido consejo, la próxima vez que viaje lo haré por aire. El costo del avión es poco más elevado que el del pasaje de Buquebus y se tarda 20 minutos en llegar contra las tres horas del barco.
    Inclusive me darán algo para consumir junto con el pasaje y especulo que el maltrato estará ausente.
    Tal vez, cuando muchas personas hagan lo mismo que decidí yo en las últimas horas, los "cráneos" de Buquebus se decidan a poner más esmero en el trato con los pasajeros.
Christian Sanz



Buenos Aires - Argentina

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