La lección de la muerte:


La lección de la muerte:
Mañana Lunes 1º de Noviembre de 2010 será un nuevo día en la vida política argentina, sin embargo, no será un día común sino el inicio de una nueva etapa política luego de la desaparición física del mentor del Kirchnerismo.
Creemos que los ciudadanos continuaremos igualmente poco escuchados en nuestros reclamos para mejorar nuestra calidad de vida diaria en materia de seguridad, salud, educación e infraestructura a pesar de ser indelegables obligaciones del estado, salvo que se tomen seriamente las últimas experiencias presidenciales,  poco cambiara.
Pase lo que pase sostenemos la idea original de planificar y lograr entre todos una patria justa, libre y soberana como objetivo de mínima y por encima de cualquier figura personal que como lo demuestra nuestra experiencia nacional y con distintos matices terminan agotándose en si mismos, anecdóticamente y dejándonos institucionalmente con las manos vacías otra vez mas.
   
Creemos  que la inmensa mayoría partidaria y opositora mas allá de todo interés patrio intentara posicionarse de la mejor manera y en el mejor lugar para ejercer todas sus fuerzas en la pulseada por tomar el poder o cargo máximo caprichosamente en un vale todo sistemático mientras que los ciudadanos seguimos siendo convidados de piedra o testigos sordomudos en esta película repetida.
Los vecinos ingenuos de ingenuidad pura en materia de conocer las intenciones políticas oficiales elevamos una plegaria o una expresión de deseos para que cada uno de los denominados jefes políticos a todo nivel entiendan "La lección de la muerte" y la necesidad de establecer políticas de estado claras y consensuadas abarcativa y mayoritariamente para iniciar el verdadero desarrollo argentino remando juntos para el mismo lado Argentino.
Perón decía: primero la patria, luego el movimiento y por ultimo los hombres.
La vida dice: la muerte golpea la puerta de cualquiera sin discriminación alguna.
Nuestra experiencia en el Foro Hídrico o campo de acción vecinal dice: una buena idea origina un buen proyecto que debemos ejecutar en conjunto indistintamente del autor para modificar de inmediato el escenario de abandono reconfortando el espíritu comunitario, la voluntad, la esperanza y la ilusión como bastiones de una buena vida, de un mejor ejemplo  y  una muerte digna.  
Luego llegara el reconocimiento a quien lo merezca sin necesidad de forzarlo egoísta o políticamente.
A continuación copiamos una leyenda Hindú para graficar el duelo que hemos atravesado y la lucha  que se viene a partir de la muerte del Jefe Político, su especial estilo de gobierno y ahora ex  titular de importante fortuna económica.
Juan Vegué, Delegado Foro Brown.
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La lección de la muerte (Leyenda Hindú)

Un día Vayasravasa, padre del joven Nachiketas, deseando agradar a Dios, sacrificó en su obsequio todos los animales que constituían su hacienda. Y al ver Nachiketas que se llevaban las ofrendas, reflexionó y se dijo a sí mismo:

No creo que a Dios le guste que maten animales en su honor, ni que se le haga regalo de vacas que comen hierba y toman agua y dan leche, agotando su fuerza. El que espera con estos regalos, que Dios lo premie en el cielo, se equivoca y no alcanza nunca el cielo, porque son estos dones de muy poco valor.

Entonces se volvió hacia su padre y le dijo: -¿A quién piensas dedicarme a mi?

-¡Hijo mío -contestó su padre- ¡yo te doy a la muerte!

-Oh padre y señor mío -dijo- yo no temo a la muerte; pero creo que no valgo nada para ella, porque no soy sino uno de tantos hombres entre los hombres. Antes de mí, se han muerto miles de hombres. Cuando yo haya muerto, seguirán muriendo. Así pues, ¿qué valgo para la muerte?

Partió el joven y llegó a la casa de la muerte, pero como estaba ausente, tuvo que esperarla tres días.

Cuando regresó, sus criados le avisaron que un visitante distinguido la aguardaba. Apenada por su tardanza y agradecida por la visita, la muerte dijo a Nachiketas:

-¡Oh buen joven! Por estas tres noches que has pasado sin comer en mi casa, te concedo tres dones. Pídeme lo que quieras, que yo te lo prometo desde luego.

-Quiero -dijo el joven- que cuando yo regrese a mi casa, mi padre no esté enojado ni inquieto por mí. Que no me riña por haber tardado ni se entristezca por mi ausencia, y que me acoja amorosamente.

-Concedido -dijo la muerte-, tu padre dormirá en paz sus noches al verme libre de mis brazos.

-En el cielo, oh muerte, nadie teme que llegues tú, Allí el hombre no teme la vejez, ni el hambre, ni la sed, y disipado todo sufrimiento, es eternamente dichoso. Tú, sabia muerte, conoces bien el fuego que conduce al cielo. Enséñamelo, pues la fe me embarga. Este es mi segundo don.

-Ese fuego, Nachiketas, se halla escondido en el corazón, que es lugar secreto. Si conservas y avivas ese fuego, él te conducirá hasta el  cielo. Y ahora pide tu último don.

-En el mundo, oh muerte, existe una duda terrible acerca de lo que sucede al hombre después que muere. Los unos creen que todo acaba entonces y los otros lo contrario. Revélame la verdad; he aquí mi último don.

-Oh Nachiketas, dijo la Muerte, los dioses mismos han dudado sobre este punto. No me obligues a revelarte el secreto. Pídeme otra, otras cosas. Pídeme hijos centenarios e hijos de tu hijos, ganados abundantes, caballos, elefantes y oro; pídeme vastos territorios y vive tantos otoños como quieras. Pídeme la riqueza y el medio para vivir largo tiempo. Sobre la tierra inmensa, oh Nachiketas sé rey; yo colmaré todos tus deseos. Pide cosas difíciles de realizar , tantas como quieras; estas ninfas, con sus carros y sus arpas, que jamás mortal alguno ha visto, serán tus esclavas. Yo te las concedo. Pero no interrogues acerca de la muerte.

-¡Cosas de un día! ¡Goces efímeros! No hacen sino agotar nuestro vigor. Guarda tus esclavas, tus carros y tus danzas. ¿A que hombre le satisface tu riqueza?¿De qué sirve cuando tu llegas?¿Cómo viviremos mientras existas tú? El don que escojo es el que reclamo. Nachiketas no pide otro don que aquel que llega hasta el secreto de todas las cosas.

-Atiende pues, oh Nachiketas. Una cosa es lo justo y otra cosa es lo agradable. Los dos caminos existen para el hombre, y el insensato escoge el camino de lo agradable. Pero tú, oh Nachiketas, has escogido sabiamente el camino de lo justo. Aquellos que escogen lo agradable, ciegos conducidos por ciegos, yerran el fin de la vida. El brillo de sus riquezas los ciega, el ruido de sus fiestas les impide escuchar la voz de su alma, que es parte del alma de Dios.

El sabio que decide escuchar la voz que reside en su corazón, gracias a la calma de sus sentidos y de su espíritu, aparta su alma de sus órganos, se eleva por encima de la alegría y del dolor, cosas transitorias, y alcanza la divinidad. En cambio, el insensato nace y muere como el trigo, vuelve a nacer en la tierra, porque no es digno del reino de Dios, y cae una y mil veces en mis manos.

El alma es dueña del carro. El cuerpo es el carro. La razón es el cochero y el espíritu es rienda. Los sentidos son los caballos, los objetos de los sentidos son las rutas que recorre el carro. Alma sentido e inteligencia, constituyen al hombre dotado de sensación. El insensato deja desbocar los caballos; pero el sabio los guía con mano segura y los conduce por el camino del cielo y de la inmortalidad, al fin de las transmigraciones, al seno de Dios. No necesita de su cuerpo el que quiera ser semejante a Dios, porque Dios no tiene forma, ni color, olor, ni tacto, ni gusto, ni sonido; es inagotable, eterno, sin principio ni fin, más grande que lo más grande, inmutable. Aquel que lo conoce escapa a la boca de la muerte. Sólo nuestra alma, que viaja a lo lejos sin moverse, que recorre el espacio sin bogar, es capaz de alcanzar la divinidad inmortal.

El secreto está dentro de uno mismo y el final es: "¡Que el hombre alcance el verdadero Ser que está en el interior de su cuerpo y medite en él con firmeza! ¡Conozca, pues, a ese Ser como lo Radiante y lo Inmortal!



                Juan B. Vegué
Centro Ciudadano "Nuestros Barrios"

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