Sobre los precios del INDEC: "LA VERGÜENZA DE HABER SIDO Y EL DOLOR DE YA NO SER."


Opinión – 26 de abril del 2012 

"La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser."

El Indec fue un instituto prestigioso. Por años todos trabajaban con sus números dejando por sentado que estadísticamente resultaban irreprochables. Desde el 2007 cambió. El hecho es por todos conocido "el Indec miente". Ninguna novedad. Lo sabemos todos. Incluso los miembros del gobierno. El tema es que con el paso del tiempo lo que ayer fueron simples retoques en las estadísticas que se diferenciaban de otras mediciones provinciales, de institutos privados o centros de investigaciones sindicales, se fue transformando en un abismo que sitúa al Indec en la zona del ridículo. De no ser por el grave daño que causa, invisibilizando las amplias franjas de indigencia y pobreza que subsisten en la Argentina e impidiendo que se tome conciencia y medidas adecuadas para terminar con el flagelo, sería para reírse. 
Plantear que sólo son indigentes las familias que no logran superar los 660 pesos por mes es un acto de altísima inmoralidad pública. Porque nos está diciendo que una familia tipo de 4 integrantes cuyos ingresos alcanzan los 1000 pesos mensuales, es pobre pero podría alimentarse adecuadamente, cuando todos sabemos que sólo en el rubro alimentación, para satisfacer las necesidades básicas de una buena nutrición, se necesitan más de 20 pesos por día por persona, que lleva la cifra base a 2.400 pesos mensuales. Un pocillo de café que cualquier funcionario del Indec puede tomar en los alrededores de su lugar de trabajo cuesta 10 pesos, y nadie podrá decir que se trata de un lujo. Sostener que una persona podría nutrirse correctamente con 8 pesos por día, realmente indigna. Si tomamos la línea de pobreza, las cosas no cambian: 1.459 es el piso, diciéndonos entonces que con un ingreso de 1.500 pesos se está por encima de la línea de pobreza. Con lo cual todo jubilado que cobra la mínima se encuentra superando el umbral de la pobreza. Falso de falsedad absoluta. 
En Argentina ya no debiéramos hablar de indigencia dado que con políticas de redistribución adecuadas podríamos erradicarla en cuestión de meses. Y deberíamos observar como establecemos un número real para definir cuándo se es pobre y fijarnos una meta para resolver, también, esta cuestión. Los tecnócratas creen que la pobreza se puede medir con la misma regla en distintos momentos. Esto es tan tonto como pensar que se es igualmente pobre perteneciendo a una aldea aislada en la edad media que viviendo en el centro de Buenos Aires en el siglo XXI. Si Argentina creció, resulta a todas luces lógico, que no sólo se eleve el valor nominal con el que se supera la pobreza respetando adecuadamente el incremento de los precios, sino que además, se eleve esa vara porque toda la sociedad creció y no resulta justo que para los de abajo se siga manteniendo la lógica de que sus derechos terminan cuando superan un umbral de ingresos. 
Hace ya 5 años que la política kirchnerista no da cuenta de la elevación social de nuestro pueblo. Se ha estancado. Y si se sigue mintiendo a sí mismo seguramente seguirá navegando sin dar solución a este problema. El asunto no termina en que nosotros no le creemos al Indec, resulta indispensable que tampoco acepte la mentira el generador de la misma, es decir el gobierno nacional.

Mario Mazzitelli
Secretario General del Partido Socialista Auténtico (Argentino)


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