Cambalache es un tango argentino, compuesto por Enrique Santos Discépolo en 1934 para la película "El alma del bandoneón", estrenada en 1935
Estimados Ciudadanos:
Para nosotros los defensores de los derechos ciudadanos son horas difíciles en Argentina y creo que en toda América teniendo en cuenta que las democracias han caído en manos de la corrupción generalizada, como antes las dictaduras cayeron en los excesos del totalitarismo.
Tanto ocurre hoy, aquí, que la constitución madre de todas las leyes no se respeta tal su sentido sagrado sino en forma caprichosa y unilateral.
Todas son interpretaciones antojadizas y políticas de estado inmersas en conflictos de derechos. Vivimos en situación de cambalache como lo pronosticaba un celebre escritor de Tangos argentinos.
Considero que las fuerzas armadas en cada país tienen un rol fundamental en la defensa de la patria y sus habitantes, sin embargo, entiendo que también son hombres y mujeres con las mismas virtudes y defectos que cualquier ciudadano incluida la clase política al poder.
Estoy seguro que nosotros los ciudadanos del mundo necesitamos mucho de las fuerzas armadas mas que del poder político a la hora de una emergencia física. Son ellos nuestros vecinos militares quienes saben como ayudarnos ante un hecho de violencia, son ellos los que se preparan y tienen la experiencia para enfrentar a secuestradores y delincuentes en general, ataques extranjeros, daños al ser humano y al hábitat, etc. son el brazo armado de la justicia que hoy brilla por su ausencia y claro son la patria misma si entendemos su razón de ser. ¿Que esta pasando con nuestro brazo armado democratico?
Categóricamente no creo ni pienso que la solución a nuestras desgracias pase por volver al pasado nefasto donde se derramo sangre de hermanos inútilmente en nombre de la reconstrucción nacional, pero si me animo a reflexionar e invitar a ello sobre que esperamos de nuestras sometidas fuerzas armadas actuales incluida la policía hoy semidiezmada por el poder político, maniatada operativamente y atrapada en la corrupción, sin respeto de la delincuencia en avanzada y en nombre de un pasado para olvidar.
No deberíamos ser tan hipócritas como para no recordar aquel gobierno peronista o justicialista de Isabel Perón en argentina donde el pueblo todo y más aun muchos de los funcionarios actuales pedían a gritos y trabajaron para que volvieran los milicos al poder.
La casta política partidaria siempre opera en las sombras a favor de sus intereses corporativos inconfesables y los ciudadanos pagamos todos los costos sin anestesia.
Estamos llegando a los limites de lo soportable aunque ya no se sabe quien dice la verdad y quien esta encubierto pero en algo tenemos que coincidir y ese algo me parece que es la urgente necesidad de una revolución moral en paz para iniciar el desarrollo de nuestros pueblos de una vez y para siempre, por patrias libres justas y soberanas donde se castigue como corresponde a los corruptos disfrazados de demócratas o de gente honesta.
Atte. Juan Vegué
Letra del tango Cambalache
- Letra y música de Enrique Santos Discépolo (1935)
- Que el mundo fue y será
- una porquería, ya lo sé.
- En el quinientos seis
- y en el dos mil, también.
- Que siempre ha habido chorros,
- maquiavelos y estafaos,
- contentos y amargaos,
- barones y dublés.
- Pero que el siglo veinte
- es un despliegue
- de maldá insolente,
- ya no hay quien lo niegue.
- Vivimos revolcaos en un merengue
- y en el mismo lodo
- todos manoseados.
- Hoy resulta que es lo mismo
- ser derecho que traidor,
- ignorante, sabio o chorro,
- generoso o estafador...
- ¡Todo es igual!
- ¡Nada es mejor!
- Lo mismo un burro
- que un gran profesor.
- No hay aplazaos ni escalafón,
- los ignorantes nos han igualao.
- Si uno vive en la impostura
- y otro roba en su ambición,
- da lo mismo que sea cura,
- colchonero, Rey de Bastos,
- caradura o polizón.
- ¡Qué falta de respeto,
- qué atropello a la razón!
- Cualquiera es un señor,
- cualquiera es un ladrón...
- Mezclao con Stravisky
- va Don Bosco y La Mignon,
- Don Chicho y Napoleón,
- Carnera y San Martín...
- Igual que en la vidriera
- irrespetuosa
- de los cambalaches
- se ha mezclao la vida,
- y herida por un sable sin remache
- ves llorar la Biblia
- junto a un calefón.
- Siglo veinte, cambalache
- problemático y febril...
- El que no llora no mama
- y el que no afana es un gil.
- ¡Dale, nomás...!
- ¡Dale, que va...!
- ¡Que allá en el Horno
- nos vamo’a encontrar...!
- No pienses más; sentate a un lao,
- que ha nadie importa si naciste honrao...
- Es lo mismo el que labura
- noche y día como un buey,
- que el que vive de los otros,
- que el que mata, que el que cura,
- o está fuera de la ley...
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