DECÁLOGO DE REACTIVACIÓN ECONÓMICA VERDE
RESCATEMOS EL BIENESTAR EN LA ECONOMÍA, EL PLANETA Y LA GENTE
¡La madre naturaleza y la economía ya han dicho basta!
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Respuestas socioecológicas a la crisis
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Las soluciones verdes ante la crisis económica
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La nueva economía verde es necesaria para poder afrontar con éxito la actual crisis debe aplicar el principio de responsabilidad y de compatibilidad con la naturaleza viviente amenazada en todos los campos de acción, tanto en la política y las leyes como en la producción y el consumo. Este urgente renacimiento económico debe poner freno a tanta destrucción y muerte en la naturaleza y en las personas, y debe apostar a la vez por parar y reducir la destrucción y las contaminaciones generadas en los seres humanos, los ecosistemas, las especies y animales no humanos, y las generaciones futuras.
Necesitamos una economía de mercado regulada con exigentes normas sociales y ecológicas y con capacidad de evitar la gran concentración empresarial, y capaz de favorecer la diversificación, la autosuficiencia y la proximidad mediante su enraizamiento local y bioregional.
Contrariamente al anacrónico crecimiento ilimitado de la economía material que destruye los sistemas vivientes y que hoy está en plenas crisis, la apuesta por el decrecimiento sostenible conlleva el aumento de la economía inmaterial y no de la actual economía física que extrae, contamina y agota sin ningún control los recursos ambientales y escasos del planeta. Es decir, se trata de la apuesta por una economía verde que proporciona mayor bienestar a las personas mediante el respeto hacia las necesidades de los ecosistemas vivos desde el desarrollo de los principios de suficiencia, ahorro, reutilización circular y reparación, junto a la economía inmaterial basada en los libres flujos de innovación y de intercambio de la cultura y la información de todo tipo.
La nueva economía verde y social exigirá profundos cambios fiscales y legislativos para poder hacer las paces con el planeta y las personas conjuntamente.
CINCO PREGUNTAS PARA JOSE LUIS RODRIGUEZ ZAPATERO
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1. ¿Porqué ante la actual crisis económica no hay en España un plan de "reactivación económica verde" para crear empleo y hacerlo a la vez compatible con la lucha contra el cambio climático, tal y como ya existe en otros muchos países?
2. ¿Porqué el dinero que se da del "Plan de Estímulo Económico" para los municipios
solo se puede emplear en obras en carreteras y en otras obras con hormigón, y en cambio no se puede destinar a la instalación de energía solar u otras actividades compatibles con los fines de preservación ambiental?
3. ¿Porqué pretende gastar en el sector minero de su provincia natal de León centenares de millones de euros en la experimentación con el llamado "carbón limpio"? En realidad su viabilidad económica, científica y técnica está llena de incertidumbres y está muy cuestionada por el mundo científico-académico, y que en todo caso, crea poco o nada de empleo.
4. ¿Porqué no realiza Usted acciones ejemplarizantes como la de plantar "un huerto ecológico en La Moncloa" para ayudar a una alimentación sana de su propia familia al igual que ya ha hecho el Presidente Obama en la Casa Blanca?
5. ¿Porqué apoya Usted la reelección del conservador Durao Barroso como Presidente de la Comisión Europea, teniendo en cuenta que ha fracasado estrepitosamente tanto a nivel de la construcción política e institucional con el Tratado Europeo como en las respuestas europeas ante la actual crisis económica
Residuos de plaguicidas en los alimentos: un cóctel explosivo
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Un análisis de residuos llevado a cabo en toda Europa
revela una tendencia biocida preocupante
Cada vez son más los productos alimenticios contaminados con diferentes residuos químicos que dejan los plaguicidas utilizados en la producción agrícola intensiva. Los datos señalan una clara tendencia hacia la presencia de distintos tipos de residuos tóxicos especialmente en frutas y verduras. A pesar de que los científicos siguen discrepando sobre los riesgos asociados a dichos cócteles tóxicos, cada vez hay más señales que indican la existencia de dañinos efectos acumulativos y sinérgicos en los residuos de los plaguicidas.
Los expertos en toxicología están acostumbrados a examinar los efectos de cada sustancia por separado y a evaluar su seguridad en un entorno experimental aislado, algo que es enormemente reductivo y simplificador cuando se tiene en cuenta que en el mundo real cada sustancia no está aislada del resto sino que se suman y entremezclan en complejas interacciones. No obstante, resulta obvio que aquellas sustancias cuyos efectos deseados sobre los campos son similares, también pueden tener un efecto tóxico acumulado en nuestros platos de comida y nuestros cuerpos. Sin embargo, ni la ciencia ni la legislación destinada a proteger a los consumidores tienen suficientemente en cuenta dicho efecto combinado y acumulativo.
Según señalan algunas ONGs, como Greenpeace, los residuos tóxicos detectados en los análisis periódicos, a pesar de ser elevados, sólo muestran la punta del iceberg ya que más de la mitad de los plaguicidas que se utilizan en la actualidad no pueden detectarse con los métodos de análisis que se utilizan habitualmente. Además, las pruebas de los laboratorios apenas detectan la mitad de las sustancias dañinas en los alimentos. De los 1.350 plaguicidas que se utilizan en todo el mundo, tan sólo cerca de 500 se conocen suficientemente bien y pueden detectarse con los métodos de análisis químicos actuales.
La utilización de dichos compuestos químicos junto a los residuos que generan no es inevitable: en la Agricultura Ecológica no se utilizan plaguicidas químicos en absoluto. Asimismo, muchos agricultores convencionales suscritos a programas de reducción del uso de plaguicidas han demostrado que estos productos sólo se utilizan como último recurso en una serie de medidas destinadas a proteger cuidadosamente las plantas y las cosechas. El uso de plaguicidas puede reducirse sustancialmente e incluso evitarse siempre que se elijan especies de plantas adaptadas al terreno, se mantenga la tierra fértil mediante la rotación sostenible de cultivos, y se aprovechen los beneficios que aportan las especies depredadoras para el control de enfermedades y plagas.
Debe darse una aplicación de criterios rigurosos para la autorización de plaguicidas ya que son sustancias tóxicas que tienen consecuencias mutagénicas y cancerígenas en los seres humanos. Deben ser retiradas del mercado, así como las sustancias cuyos efectos neurotóxicos e inmunotóxicos han sido demostrados, y las sustancias que actúen como disruptores endocrinos. Lo anterior también se aplicará a las sustancias que resulten tóxicas para las abejas o que se encuentren en la lista de sustancias peligrosas prioritarias para el agua.
La autorización de los plaguicidas debe darse únicamente cuando se disponga de un método viable que permita su detección en los alimentos y el medio ambiente.
Es urgente la puesta en marcha de programas obligatorios en todos los Estados miembros para reducir el uso de plaguicidas.
La evaluación toxicológica en el conjunto de la población debe estar orientada con prioridad a los grupos más vulnerables: los niños y los fetos son los que mayor riesgo corren durante el desarrollo de sus sistemas nervioso e inmunológico.
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