La mafia no está representada solamente por cinematográficas famiglias de honorables matones, como los Corleone o los Soprano. Tampoco se restringe al tráfico de drogas y armas, extorsión y prostitución. La mafia de hoy no tiene límites geográficos definidos y se dedica a los negocios globales de todo tipo, que van desde el pequeño supermercado chino en Flores, el control del complejo subindustrial de algunas villas de emergencia que terminan comercializando en La Salada, hasta el otro extremo de la sofisticación de "lo trucho": la fabricación, en talleres no menos anónimos, de vestidos de Armani, Hermes o Valentino, zapatos de Gucci, carteras de Prada y pañuelos de seda de Dolce & Gabana, o incluso pantalones Louis Vuitton y Hugo Boss, todos muy bien hechos, tanto que fueron supervisados por ex gerentes de esas casas de moda reclutados por la camorra, pero mercadería apócrifa al fin, que de Italia se exporta a los exclusivos negocios de Recoleta. En Buenos Aires, el propio grupo propietario de las grandes marcas, Louis Vuitton Moëtt Hennesy, adquiere un stock equivalente al 90% del producto legítimo, para blanquear capitales y vende la mercadería a precios exorbitantes que decuplican varias veces su valor real.(1) A su vez, de la Argentina parten a Europa containers de pescado congelado que disimulan toneladas de narcóticos. Y la pobre Argentina subdemocrática, otra vez, recibe cargamentos de inmigrantes nigerianos, que trabajarán como misteriosa mano de obra esclava, bajo el status de "refugiados políticos". O marginales rusos, negociantes que controlarán a los agentes de la prostitución infantil hasta el tráfico de órganos: tráfico de personas en general. Palabra de sentido amplio, que invariablemente remite al sur de Italia, la mafia tampoco es tan sólo un fenómeno local italiano, como muchos buscan hacer creer, sino que se ha globalizado. Sus tentáculos llegan a todos los rincones del planeta, incluida la Argentina. De hecho, de allí "sale toda la cocaína que llega a las regiones italianas de Campania y Calabria", según afirma Roberto Saviano, autor de Gomorra, la reveladora investigación sobre la camorra -la mafia napolitana- que se ha convertido en un extraordinario fenómeno editorial a nivel mundial. La presencia de la mafia italiana en la Argentina, asegura, se remonta a períodos mucho más lejanos. "Los clanes de mis pagos -dice Saviano, autor de «Gomorra»- fueron los que le vendieron las armas a la Argentina durante la Guerra de las Malvinas. Hay una anécdota estupenda de cuando ellos estaban por enviar unos cañones, pero de repente la guerra termina, porque duró muy poco, y un camorrista, cuyos mensajes son interceptados por los servicios secretos ingleses, que desde la Argentina dice: "¿Y mó (ahora) qué cazzo hacemos con los cañones?", y desde mis pagos alguien le dice: ´Guardátelos, que otras guerras siempre hay en otras partes". En la Argentina ya hay carteles que hacen grandes negocios en un silencio total, porque al no provocar muertos lograron que las policías internacionales pierdan interés en ellos. En este sentido reconocemos que la ley italiana antimafia es la mejor del mundo. Claro, todavía hay mucho que hacer porque la mafia no fue derrotada, pero todos los arrestos internacionales que se hacen en el mundo, se hacen gracias a la investigación antimafia italiana. Mucha gente desconoce que la Guardia di Finanza es una fuerza especial de policía que forma parte de las Fuerzas Armadas de Italia, ya que la corrupción es una hipótesis de conflicto. Es un cuerpo militar, interdependiente tanto del Ministro de Economía y de Finanzas, del Servicio de Seguridad Pública del Ministerio del Interior y del Ministerio de Defensa, ya que los italianos no diferencian entre Seguridad Nacional y Defensa Nacional, en esta época de terrorismo global. Siendo así, estas fuerzas desarrollan tareas de policía judicial y seguridad pública en el ámbito económico y financiero. La Guardia di Finanza, siendo una fuerza armada y tiene una gran flota aérea y naval para el control de las fronteras italianas. Además tiene una larga historia militar y ha participado en todas las guerras mundiales. Las principales competencias de la Guardia di Finanza italiana son: el contrabando, el tráfico internacional de droga, la criminalidad financiera, el reciclaje del dinero negro (blanqueo de capitales y lavado de activos), la evasión impositiva, los controles aduaneros, la inmigración clandestina, la falsificación de dinero, el financiamiento del terrorismo internacional y la criminalidad informática. Actualmente la Guardia di Finanza está formada por 68.000 militares y sus integrantes están en servicio en el Europol y OLAF (Agencia Europea de Lucha contra el Fraude). El órgano colateral español es el Servicio de Vigilancia Aduanera de la AEAT y la Guardia Civil, el suizo, la Guardia de Frontera, los estadounidenses U.S. Immigration and Customs Enforcement y la D.E.A. y los colombianos DAS y CTI. Los departamentos especiales de la Guardia di Finanza son: v C.O.A.. (Comando aeronaval); v G.I.C.O. (Grupo investigador sobre la criminalidad organizada); v G.O.A. (Grupo operativo antinarcóticos); v G.A.T. (Grupo anticrimen tecnológico-hacker y Cracker). v A.T.P.I. (Fuerza Antiterrorismo y de Reacción Rápida). v Servicio Cinológico
A diferencia de esa situación a nivel mundial, la Argentina está indefensa, ya que sólo existe un esqueleto de lo que fueron sus perseguidas Fuerzas Armadas, la Policía Federal depende del mayor narcotraficante del país, ministro del Interior, de Seguridad y Justicia. Los gendarmes son carceleros de los militares perseguidos por la lucha contra el terrorismo en los años 70 y los integrantes de prefectura tampoco están entregados a su misión específica de salvaguardar las fronteras marítimo-fluviales, sino que cumplen funciones de vigiladotes, como los Gendarmes. Mientras tanto, las fuerzas policiales provinciales están desorganizadas, mal entrenadas y desmotivadas. En definitiva, los argentinos no logran producir fuerzas de seguridad que sepan reconocer los negocios de la mafia. En América Latina se tiene todavía una idea algo ingenua sobre un tema tan acuciante como el narcotráfico: se piensa que es Colombia el centro de la cuestión. Pero aunque Colombia es hoy relativamente importante, porque la cocaína aún se produce allí, aunque residualmente, tras el éxito de Uribe, ahora pasó a un tercer plano, detrás de México, cuna de los carteles más poderosos, que están desplazándose a la Argentina. Tanto es así que los grandes traficantes acuerdan precios en Brasil y no en Medellín, ciudad que sin embargo, folklóricamente, es citada todavía como sinónimo de narcotráfico. Más allá de las leyendas, hoy la N'drangheta -la mafia calabresa- y la Camorra -la napolitana- se han expandido fuera de la península, y son más fuertes que la famosa Cosa nostra siciliana. Entre las tres, de todos modos, dominan un tercio del país y logran condicionar sectores enteros de la economía legal. La mafia es la mayor empresa italiana, con negocios que triplican lo que factura Fiat, la más grande automotriz del país. No por nada un informe publicado a fines del año último por la Confesercenti -la principal asociación de comerciantes de Italia-, estimó que la mafia factura unos 90.000 millones de euros por año, una cifra equivalente al 7 por ciento del PBI de este país. Cuando se conoció esta estimación, recuerda Saviano, todos los medios de prensa hicieron grandes títulos que decían: "La Mafia S.A. es la más grande empresa italiana". Pero todo quedó ahí. En Nápoles muere un promedio de dos personas por día. Semejante cifra haría caer a cualquier otro gobierno en Europa. Pero nadie dice nada, pese a que la camorra, que en comparación con las otras mafias es más sanguinaria -porque reúne a más familias y cuenta con muchos más afiliados-, en 30 años mató a unas 4000 personas, "más que las fallecidas en la Franja de Gaza". Nadie parece haberse dado cuenta de que la criminalidad impune de la Argentina produce más víctimas diarias aún, y, alarmantemente pocos relacionan el régimen corrupto que está en el poder con la mafia. Lo peor es que se tiende a creer que se trata de un fenómeno local europeo, que sólo tiene que ver con Nápoles y sus alrededores, con Palermo (Sicilia) y con la región de Calabria, pero que en verdad está igualmente difuso en toda Italia, el norte incluido. Tratar así a la mafia es la muerte, es el fin. Y es exactamente lo que quieren ellos: que todo quede en Nápoles, en su periferia, que todo quede al margen. Ellos tienen esta absoluta necesidad de hacer pasar todo como un problema local, y así se cae en una trampa. La mafia no es sólo tráfico de drogas, armas, extorsión, y prostitución. Si está tan arraigada, y la gente en cierto modo está de su parte, es porque se ha involucrado en negocios "normales". Ellos crean empresas legales, sobre todo de cemento, transportes, café, tejidos; manejan el pan, hornos, moda, supermercados, salud, hacen mediación financiera, prestan dinero a un interés siempre menor que los bancos -por eso en los juicios siempre protestan porque dicen que no fueron más usureros que los bancos-, e invierten muchísimo, por ejemplo, en títulos del Estado: compraron deuda de Polonia, de Rumania, de Bulgaria, para tener capacidad de presión también en estos países, ..pero también los títulos de la deuda argentina, lo que mucha gente ignora.
Qué tiene que ver la mafia en las obras públicas
Tomemos el caso de un hospital: se infiltran los sindicatos de enfermeros, de empleados de limpieza, los negociados del comedor, la vigilancia, median en la compra de instrumental, la medicación adulterada y... la efedrina. Desde 1994 en la Argentina es una práctica más que común la compra venta de votos. Los compran por nada, no es sólo un hecho de desesperación. Lo peor, es que en realidad se vende el voto porque es considerado inútil. Así, si puedo tener un celular, las boletas de la luz pagas, bolsones de comida gratis por un tiempo efímero, a cambio de votar a alguien, al menos gano algo. Total como ya se sabe que no se cambia nada... Ahora por ejemplo regalan estos celulares con los cuales sacan las fotos sin hacer ruido, de modo tal que cuando el cliente vota le saca la foto a la papeleta, y cuando uno muestra la foto de lo que votó, y le regalan el celular. El balance de treinta años de democracia, reconoce ingenuamente el propio Daniel Scioli en un reportaje reciente, "es la exclusión, con la desigualdad, con la pérdida de valores y con la droga, que potencia las características feroces de los delitos, como venimos viendo en los últimos años. Estamos ante características de un crimen nunca visto: hoy se mata por matar. Tiene que ver también con el avance de organizaciones de narcotráfico que se están instalando en la provincia de Buenos Aires". Suplemento de La Nación, domingo 14 de diciembre del 2008, declaraciones en una entrevista de Ricardo Carpena.(2) Pero nadie discute que el largo brazo de la mafia italiana llegó a la Argentina. En los diarios de la fecha así quedó determinado en una investigación llevada adelante por la dirección antimafia de Sicilia, donde un procedimiento golpeó ayer una red de tráfico de drogas que tenía a nuestro país como su principal base de operaciones. Dos argentinos fueron arrestados junto con otros 23 italianos en la operación designada "Unlucky Wolfs" (Lobos sin suerte). La organización criminal traficaba cocaína embarcada en vuelos aerocomerciales en el aeropuerto internacional de Ezeiza con rumbo a varias ciudades europeas. "La operación que permitió descubrir un importante tráfico de cocaína entre América del Sur y Sicilia demuestra que la Cosa Nostra (la mafia siciliana) recuperó un papel importante en la escena internacional" en materia de tráfico de droga, declaró a AFP el senador conservador Carlo Vizzini, miembro de la comisión parlamentaria antimafia. Este caso exhibe más aún la presencia en la Argentina de poderosos actores del crimen internacional. A fines de julio último se produjo la conmocionante aparición de un sicario en un shopping de Martínez, donde mató a dos colombianos, sospechosos a su vez de comercializar drogas. Las investigaciones apuntaron a que las víctimas estaban relacionadas con el Cartel de la Cordillera. Inmediatamente después se produjo el triple crimen en General Rodríguez, en una historia aún no resuelta con vinculaciones al tráfico de efedrina y a los más peligrosos carteles mexicanos de la droga, como el de Sinaloa. Justamente el secretario de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, afirmó que el narcotráfico tenía una presencia cada vez más fuerte en el territorio argentino: "Aquello que creíamos tan lejano como extraño ha llegado, con intenciones de quedarse." (3) El diagnóstico del ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Carlos Stornelli, resonó en los oídos de los cientos de personas reunidas en la escuela policial Juan Vucetich, donde se celebraba un nuevo aniversario de la policía bonaerense con anuncios de cambios en el escalafón de la fuerza. El ministro hablaba de la fabricación de drogas sintéticas ilegales, un fenómeno propio de otros países, que hace ya meses salió a la luz en la provincia, con asesinatos mafiosos incluidos. "Hemos comenzado a mostrar verdades crudas que permanecían ocultas a los ojos de la opinión pública: por ejemplo, que la Argentina ya no es un país exclusivamente de tránsito", dijo Stornelli, ante la mirada atenta del gobernador Daniel Scioli. "El peligro de ser un territorio de producción de drogas sintéticas ya está inquietantemente entre nosotros, con el aporte de una importación delictiva avezada en esas lides que trae las más temibles y aberrantes prácticas", dijo.(4) Pero en la práctica nadie toma en serio cambiar las reglas económicas, ese cáncer en expansión que es la mafia no se puede derrotar. Porque si hoy la mafia vence es porque "ellos" tienen los mejores precios, y gran competencia. "Ellos" se presentan en todas las licitaciones públicas, consiguen mano de obra barata y materiales de bajo costo que cotizan como de primera calidad, ya que nadie supervisa. Como por ejemplo la arena para la construcción, que es carísima, las roban de las playas. Así logran ganar las licitaciones con silicio de mala calidad (ya que no suple a la arena uruguaya). Transgreden los obstáculos que tienen que ver con los impuestos, pero no trabajan mal. Y "ellos" lo logran porque, contrariamente a los países donde son plaga que se combate con gran esfuerzo, aquí son gobierno. Pablo Dócimo (1) Antes de la crisis financiera internacional, la Bahnhofstrasse, en Zurich, y la Rue du Rhône, en Ginebra, atesoraban los metros cuadrados más caros del mundo: hombres de negocios, funcionarios internacionales y turistas peregrinaban por sus calles buscando tiendas de lujo convertidas en los nuevos becerros de oro del consumo europeo que ya está definitivamente decayendo. En la Argentina, las marcas VIP eligieron la avenida Alvear y el Patio Bullrich. Separadas por apenas seis cuadras, en ambas zonas de la Capital Federal se ofertan jeans de Valentino a u$s 400, sacos Hermès a u$s 3.000, corbatas Dolce & Gabbana a u$s 500, carteras Louis Vuitton a u$s 500 o camisas Armani a u$s 700. Astronómicos precios que, sin embargo, encontraron un nicho de mercado impulsado por la clase alta y el cholulaje el sector de nuevos ricos y funcionarios políticos en expansión económica, que sustituyeron a la tradicional clase media de nuestro país. La nueva oligarquía de la democracia. (2) Véase http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1080297 (3) http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1081223 (4) Para Stornelli, el tráfico de drogas "llegó con intenciones de quedarse" Martes 16 de diciembre de 2008 | Publicado en edición impresa de LA NACIÓN. Fuente: Diario La Nacion |
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