SOCIEDAD DE ECOLOGIA MÉDICA Y SOCIAL
DIA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE
Aunque muchos países se preocupan por las consecuencias que el cambio climático tendrá dentro de unas décadas, en muchas zonas del planeta su impacto humanitario ya es una realidad.
En los últimos 30 años el número de desastres meteorológicos se ha multiplicado por cuatro. Desde 1999, un promedio de 250 millones de personas se han visto afectadas por estos fenómenos y más de 120.000 personas mueren cada año como consecuencia de ello.
El agua está a menudo en el corazón del problema. Las inundaciones cada vez más frecuentes relacionadas con este fenómeno global son sinónimo de muerte, destrucción, problemas de saneamiento, proliferación de enfermedades y desplazamientos de población. Su escasez, sequías, se traduce en inseguridad alimentaría, migración y conflictos por las menguadas reservas de agua.
Las alteraciones climáticas se convierten así en desastres humanos: actúan como un factor agravante en zonas ya de por sí muy vulnerables. Y es que el mismo huracán no tiene el mismo efecto en un país rico que en uno pobre: el número de víctimas es, en promedio, 40 veces mayor en los países en desarrollo.
Por ello es necesario exigir que: los actores políticos, financieros y humanitarios adopten estrategias realistas y técnicas sostenibles de adaptación al cambio climático.
Los distintos gobiernos tanto nacionales como estaduales, municipales, etc, deben apostar por aquellas políticas que tienden a reducir las emisiones de gases que generan el efecto invernadero, y que permiten cumplir el compromiso de reducción de emisiones adoptado por la comunidad internacional.
La apuesta por una inversión productiva que, a la vez, sirva para luchar contra el Cambio Climático, que implique entre otras medidas el desarrollo de Energías Renovables, el ahorro y la eficiencia energética es una opción real. Así como en este ámbito, la implementación de un transporte público de calidad basado en los combustibles limpios, el uso de vehículos ecológicos por parte de la Administración y Empresas del Estado son herramientas de fácil y rápido desarrollo.
Asimismo, es imprescindible que se capacite a la población más expuesta para hacer frente a los desastres. En este sentido el aspecto supranacional del cambio climático no debe ser una excusa para el fatalismo y la irresponsabilidad, pues es posible mitigar su impacto. La respuesta requiere coordinación y recursos financieros a largo plazo, que posibilite realizar programas no sólo de atención a los desastres, sino también de prevención.
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