Lo que pasa en Salta es producto de la deforestación
"La desforestación y el aumento de las lluvias fueron las causas del alud de barro"
"Los que pensaron que estos procesos iban a tardar años están sorprendiéndose", Canziani continuó: "Es evidente que las autoridades tienen intereses en el tema. Ningún proceso ambiental está exento de las actividades humanas. La falta de monitoreo que permita un seguimiento apropiado de las variaciones del clima son elementos que caen bajo la responsabilidad de las autoridades y de los usuarios del medio ambiente", consideró.
Por su parte el ministro del Interior, Florencio Randazzo, declaró que la tragedia originada el lunes por un alud en la ciudad salteña de Tartagal "no podría haberse evitado" y se convirtió en blanco de las críticas de representantes de la comunidad científica y ambientalista, que salieron a desmentirlo y aseguraron que los desmontes en la zona fueron una causa fundamental de la catástrofe. Por su parte, Eduardo Piacentini, del Departamento Cambio Global del Servicio Meteorológico Nacional, explicó que la tala de bosques indiscriminada sin reforestación hace que el ambiente se modifique. "Cuando cae la lluvia, el terreno no tiene absorción porque no tiene las raíces de esos árboles extraídos, entonces el agua drena y recorre libremente sin ser absorbida", precisó.
La cárcava es una estructura en el suelo que se forma, antes que nada, por la ausencia de cobertura - pastos, árboles - que protejan al mismo del golpe de las gotas de lluvia. Destruído y lavados así los primeros milímetros del suelo, el agua acumulada va concentrándose en la zona más baja y empieza a correr por allí, ayudando a socavar más profundamente.
Una vez quitada la primera capa, si se trata de un suelo mineral pobre en arcillas y en materia orgánica, el derrumbe de material es muy fácil y ocurre en cortes verticales. La caída de agua dentro de ella excava el material que le permite crecer y avanzar - aumentando el caudal que puede captar tal trinchera.
La diferencia entre un suelo desnudo atacado de cárcavas bajo la lluvia torrencial y un suelo protegido por el monte es, claro, lo que le ocurrió a Tartagal por segunda vez en tres años: un alud de lodo y agua que arrasa parte de la ciudad. Y todo ese daño es local, ocurre donde ocurre el desmonte.
Debe haber una política especifica de protección de los montes, en particular en áreas sensibles como cuencas hídricas arriba de poblados humanos. Hace años que los desmontes vienen destruyendo toda posibilidad de solución a las inundaciones y desbordes. La ley de bosques sancionada a fines de 2007 sigue sin reglamentación por parte del Poder Ejecutivo. Está claro también el vetó a la ley de protección de glaciares, y por ende no se está favoreciendo el cuidado del medio ambiente, los bosques nativos y el presente y futuro de nuestro país.-
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