Informe de las reuniones sobre clima en Bangkok



Informe de las reuniones en Bangkok sobre cambio climático

Varios miembros e integrantes del equipo de coordinación de GAIA estuvieron presentes en las reuniones sobre cambio climático que se llevaron a cabo en Bangkok ahora en octubre. Aquí va un resumen de las actividades que realizamos y el estado de situación en relación a nuestros temas. 

Actividades de GAIA en Bangkok

Antes de las reuniones formales de negociación, Neil Tangri (GAIA) y Ashwini Jog (KKPKP) participaron de una reunión de dos días sobre financiamiento. Fue una buena oportunidad para relacionarnos con una variedad de grupos en torno a distintos temas asociados a los mecanismos de financiamiento ligados al clima: desde cuestiones de principios (por ej. deuda climática vs pago por servicios ambientales), a cuestiones prácticas (qué instituciones deberían manejar estos fondos), a cuestiones políticas (el estado actual de las negociaciones). Estamos especialmente interesados en que el financiamiento disponible vaya hacia actividades de reciclaje, compostaje y biogas, y excluyan a proyectos de incineración y enterramiento de basura. Dado que todos los países que reciban estos fondos son países "en desarrollo", los pepenadores / cartoneros / catadores jugarán un rol clave en el desarrollo de sistemas de reciclaje y en este sentido discutumos los retos que implica direccionar el apoyo financiero al sector informal, que a menudo es el sector más empobrecido de la sociedad. En este sentido encontramos paralelos interesantes con otros sectores, como vendedores ambulantes, pescadores y otros trabajadores del sector informal.

La organización Ecological Alert and Recovery – Tailandia, miembro de GAIA, organizó un foro para hablar sobre basura y clima y la contribución que hacen los pepenadores /cartoneros /catadores para resolver la problemática climática; participaron alrededor de 50 personas, en su mayoría activistas tailandeses que trabajan en temas de residuos y directamente con pepenadores. La estrella del show fue Sarubai Waghmare, de la organización de pepenadores  KKPKP, de Pune, India. Los grupos tailandeses que están trabajando con pepenadores quedaron cautivados por el modelo organizativo y tan exitoso que tiene KKPKP y se generó un debate que continuó por horas, a pesar del calor que azotaba la tarde. 

Sarubai también tuvo un rol importante en la  Movilización del Pueblo Asiático por la Justicia Climática, una marcha de miles de personas que atravesó el corazón de Bangkok y terminó en el predio donde se llevaban a cabo las negociaciones de la ONU. Sarubai fue una de las diez personas elegidas para hablar al público, que soportó el intenso calor y el aguacero para oirla describir la lucha de los pepenadores. 

Además de esto, muchos otros miembros de GAIA se hicieron presentes en Bangkok, presionando a los países menos desarrollados y países de la alianza de islas pequeñas a mantener una línea firme en las negociaciones; a que resistan las presiones para aguar las demandas ambientales; y vigilando a los gobiernos en las negociaciones. 

Estado de las negociaciones

Desafortunadamente, hubo muy poco avance positivo en las negociaciones; de hecho, Bangkok representó un gran paso atrás. EEUU finalmente reveló su estrategia de negociación: quiere acabar con el Protocolo de Kioto completamente y reemplazar la actual estructura del convenio por un acuerdo en el que cada país se comprometa a hacer lo que quiera - básicamente un tratado sin dientes. Si bien Yvo de Boer (el secretario ejecutivo de la convención marco sobre cambio climático) desestimó las preocupaciones sobre la estructura legal, el objetivo real de la estrategia de EEUU es poner fin a la distinción que se hace entre los países del Anexo 1 (desarrollados) y no-Anexo 1 (en desarrollo), mediante la cual los países desarrollados tienen mayores responsabilidades debido a su responsabilidad histórica en generar la crisis climática y también tienen una mayor capacidad para aportar recursos económicos para solucionar la crisis. Este intento de cambiar por completo la estructura del convenio, a 2 meses del final de un proceso de negociación de 12 años, no fue muy bien recibido, y el G77 (el grupo de 132 naciones en desarrollo) de hecho se retiró de una de las sesiones finales cuando los otros países desarrollados se alinearon detrás de la propuesta de EEUU. 

Esto significa que en Bangkok han aumentado las rupturas en torno a temas centrales, en lugar de disminuir. Además de esta cuestión fundamental de la estructura legal hay varios temas más que no están ni cerca de resolverse. La Red de Acción Climática está poniendo sus energías sobre los objetivos del A1: ¿qué nivel de emisiones van a reducir los países desarrollados? Los países del G77 están exigiendo una reducción del 45% para 2020, en línea con la ciencia. Más allá de las propuestas positivas de Japón (25%) y Noruega (40%), los países del A1 no se han pronunciado respecto de esta cuestión clave. Si EEUU aprueba su ley sobre clima tal como está escrita, por ejemplo, esto resultaría en una reducción de emisiones de solo 7%. Y lo que es peor, esas cifras se basan en la asunción de que habrá una gran cantidad de compensaciones (offsets) - créditos de carbono que representan reducciones de emisión en países en desarrollo pagadas por, y acreditadas a, países desarrollados. Un problema es que las compensaciones raramente implican reducciones reales de las emisiones, así que estas reducciones son de hecho más bajas de lo que parecen. Por este motivo, entre otros, el rol del mercado de carbono en el convenio es extremadamente polémico - una controversia que se da entre ONGs y entre países. El aspecto más polémico del comercio de emisiones es REDD - los bonos de carbono para evitar la deforestación.

Otra cuestión relevante es el financiamiento: los países desarrollados ¿van a aportar una cantidad suficiente de dinero para pagar los costos de adaptación y mitigación en el mundo en desarrollo? De hecho, la UE volvió sobre sus pasos en el compromiso que había hecho de otorgar financiamiento, y con EEUU insistiendo en que el grueso del financiamiento se de a través de los mercados privados de carbono, la respuesta hasta ahora es no. Una tercera pregunta refiere a la naturaleza de los comprimisos en los países en desarrollo: ¿serán vinculantes? y si es así ¿cuáles serán los mecanismos para garantizar que se cumplan? La mayoría de los países en desarrollo están siendo bastante cautelosos ante la idea de que haya algún tipo de objetivo de reducción vinculante, en vista de que no hay mecanismos efectivos para garantizar que esto se cumpla en el caso de los países desarrollados, temen que esto se convierta en un arma a utilizar en las guerras comerciales. 

Hay una buena noticia, sin embargo. EEUU indicó que podría apoyar la propuesta del G77+China de crear un fondo climático global que maneje el dinero destnado a mitigación. Esto representa un cambio, de haber insistido en que los fondos sean manejados por el Banco Mundial o el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) - instituciones de las cuales los países en desarrollo desconfían, y que tienen malos antecedentes en relación a la integridad ambiental y la justicia social. De hecho, un Fondo Mundial para el Clima representa la mejor esperanza que hay hasta ahora para que los pepenadores y otras organizaciones de base que estén impulsando iniciativas de reciclaje tengan acceso a ese financiamiento - pero todavía hay un largo trecho que recorrer para que esto se concrete.

Mirando hacia Copenhague

Hay una reunión de negociación más (en noviembre, en Barcelona) antes de la reunión en Copenhague el 7 de diciembre, que ya será a rango de ministerios. No queda claro cómo se resolverán estos temas, o si de hecho se resolverán. Muchos gobiernos, en especial EEUU, están tratando de menospreciar la posibilidad de que se llegue a un acuerdo en Copenhague. Sin embargo, es claro que están pasando muchas cosas en las sombras, fuera de la vista del público. Por ejemplo, India está comenzando a mostrar un cambio de posición drástico - básicamente apoyando la posición de EEUU. Esto quebraría la solidaridad del G77 y podría llegar a derivar en una resolución, a pesar de que sea en la forma de un tratado muy débil. Para ser claros: las propuestas que hay hoy sobre la mesa son un desastre. Los objetivos de mitigación no evitarán el caos climático (actualmente nos encaminamos hacia un aumento de temperatura de 4C para mitad de siglo, lo que significa llegar a un sistema planetario irreconocible para 2100). Casi no hay dinero disponible para acciones de adaptación, para ayudar a las decenas o miles de millones de personas que serán afectadas por el cambio climático. No hay pago de la deuda ecológica. A la luz de todo esto cada vez más activistas están haciendo un llamado para prevenir que en Copenhague se cierre un convenio magro, diciendo que "Es preferible que no haya ningún convenio antes que haya un convenio malo", y aspiran a que 2010 sea un año mejor, o apuntan a que haya más esperanzas en relación a las acciones a nivel local y nacional. También hay pedidos para cerrar físicamente las reuniones, tal como pasó en las reuniones de la OMC en Seattle en 1999.

Obviamente, esta es una situación que fluctúa rápidamente. Decenas de miembros de GAIA de todo el mundo están actuando - a través del día de acción global de GAIA, que se enfocó en clima y basura, o a través del día de acción de 350.org el 24 de octubre - en pos de un tratado más fuerte. Y los miembros y coordinadores de GAIA estarán presentes en Copenhague presionando para que haya un acuerdo contundente. 


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Recibido de
Gladys Enciso-Abogada
Voluntaria Socio Ambiental-

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