RADIOGRAFIA DE UN CUERPO ENFERMO-CAMPO

La última radiografía de un cuerpo que está enfermo

Por Félix Sammartino

Sábado 12 de setiembre de 2009

Estaba escondida en una página web y fue la noticia de la semana. Como si fuera una placa radiográfica, los datos del informe preliminar del censo nacional agropecuario muestran la realidad de un campo que dejó de ser saludable. Está mucho más enfermo de lo que se podía llegar a imaginar. Veamos. En seis años, entre 2002 y 2008, las 59.943 explotaciones agropecuarias que desaparecieron hablan de un fenómeno que está desatado en su máxima virulencia y nadie sabe a ciencia cierta cómo va a terminar. Las provincias más damnificadas que encabezan el ranking: Buenos Aires, con 20.386 explotaciones menos, y Corrientes, con 10.120.

La tasa de desaparición por año de 9990 establecimientos supera incluso a los 6276 del período censado entre 1988 y 2002. Esos años, casi todos bajo el régimen de convertibilidad monetaria, son recordados por la expulsión de pequeños y medianos productores de manera inmisericorde y hasta anunciada. ¿Quién no se acuerda del pronóstico o mejor dicho de la sentencia oficial sobre el destino final de 100.000 productores?

Hoy, en cambio, el discurso kirchnerista muestra una gran preocupación mientras que en los hechos el problema se ha agravado. Por cada hora que pasa, un productor abandona su actividad. Ese fue el ritmo nefasto de los últimos seis años de un fenómeno que continúa. ¿Se frenará en algún momento? ¿El final será la de una agricultura sin agricultores, como pronostican desde la Federación Agraria? ¿La escala es inevitable en un mundo globalizado?

Al respecto, hay bibliotecas repletas de trabajos científicos que estudiaron este tema. Casi todos los análisis están de acuerdo en concluir que las explotaciones más débiles sucumben más fácilmente en condiciones de baja renta, alta presión impositiva y fuerte inestabilidad de precios. Se debería aclarar que cualquier parecido con las condiciones actualmente imperantes son pura casualidad. De ahí los resultados obtenidos.

Pero la placa radiográfica tomada por el último censo no muestra todas las dolencias de este cuerpo enfermo en el que se ha transformado el campo. La desertificación a causa de una seca ya bíblica y de una agricultura irracional avanza por el sur de la provincia de Buenos Aires. Casi a la misma marcha con la que desaparecen los productores. En la localidad de Stroeder, los alambrados, los tanques australianos, los bebederos, las mangas, los caminos y las tranqueras están tapados por la arena. A buena parte de las casas se las ha rodeado con cercos de chapa para evitar que la arena las invada. Un espectáculo desolador e irrecuperable, aunque llueva, por la voladura. ¿No es esto desertificación?

Los productores, que sólo pueden dedicarse a la ganadería, están viviendo un drama. Se encuentran descapitalizados sin poder acceder al crédito. "Yo compré el 10% de Satán (Gran Campeón Polled Hereford de Palermo). Hoy no puedo comprar una gallina", se confesaba Nelson Etchegaray a una delegación de la Asociación Hereford que lo visitaba. Y agregaba: "En la zona había 740.000 vacas, hoy hay 180.000. La mitad se murió, el resto se fue".

Pero no sólo en las zonas más marginales se pueden observar los signos de debilitamiento de este cuerpo enfermo. En el último Congreso de Aapresid, Andrés Sylvestre Begnis, su coordinador general, advertía sobre los efectos que genera la incertidumbre actual sobre los agricultores. "Las rotaciones y la aplicación del paquete tecnológico están lejos del óptimo. Todos los lotes van a soja." Las consecuencias no serán tanto las pérdidas de rinde sino la pérdida de sustentabilidad del sistema productivo a mediano plazo.

Mientras todo esto sucede, el Gobierno juega a las visitas con la Comisión de Enlace. Esto también forma parte de la enfermedad.

El diálogo, como se sabe, está totalmente devaluado después de fracasar en los ocho encuentros anteriores. Si el matrimonio gobernante ha decidido mantener una línea de intransigencia y enfrentamiento con el campo, a pesar del dictamen de las urnas en las últimas elecciones, lo que le queda a Aníbal Fernández, jefe de Gabinete, es ejercitarse en la comedia. Fue la que ensayó en su primer encuentro. Los pasos de esta comedia, que a veces se parece a una de enredos, consisten en: primero las fotos, seguida de una amable charla de algunas horas (cuantas más, mejor), para finalizar en una conferencia de prensa donde cada parte da su versión, que por supuesto nunca son coincidentes. Una vez ofrecido el último acto todos se retiran a sus casas sin saber cuándo es la próxima función, sin un borrador para trabajar y sin que queden designados los interlocutores para algún tema específico. Al fin de cuentas lo que vale con el campo, en la lógica del Gobierno, es salvar las apariencias.

Resumen

274
mil explotaciones

En todo el país según los resultados del último censo agropecuario

La frase

"El Gobierno no está en contra de la producción de soja, está dispuesto a que "se plante hasta en las macetas"

Aníbal Fernández
Jefe de Gabinete

De buena fuente

Alta carga impositiva compromete los resultados agrícolas

Por Carlos Marín Moreno

La campaña de granos gruesos 2009/2010 tiene muchos interrogantes difíciles de resolver al momento de la siembra. Uno de los principales es el riesgo comercial, que se materializa a través de los precios que recibirán los productores en el otoño de 2010. "Se hacen cuentas y se obtienen resultados finales muy ajustados cuando se computan todos los gastos", adelanta un asesor de Carlos Casares.

Los resultados esperados son ajustados a pesar de que los precios internacionales no son malos. El problema está en la carga tributaria, que es altísima. Por ejemplo, las retenciones de una soja de 34 q/ha del sur de Santa Fe equivalen a US$ 417 por hectárea, más del doble del costo de implantación. También influyen el impuesto a las ganancias y el inmobiliario, con US$ 151. Total: US$ 568 por hectárea contra una utilidad final que apenas supera los US$ 100 cuando se computan todos los gastos realizados. Así, el sistema tributario argentino desalienta la producción.

* * *

No obstante, con la gran siembra de soja en desmedro del trigo, maíz y del girasol que se vaticina en el ciclo 2009/2010, y con los mejores rindes que se esperan, aumentaría la recaudación fiscal proveniente de las retenciones. El consultor Gustavo López, director de Agritend, calcula que con las actuales proyecciones de precios de la campaña, el complejo granario producirá alrededor de 23.500 millones de dólares, contra los 17.400 del ciclo previo, comprometido por la sequía, precios de commodities en baja y restricciones a las exportaciones. Con esa proyección, los ingresos fiscales provenientes de las retenciones llegarían a 7400 millones de dólares contra 5300 del ciclo pasado, por el fuerte predominio del complejo oleaginoso, que aportaría más del 90% de la recaudación por gravámenes a la exportación, si se confirman las bajas producciones de trigo y maíz que se vaticinan.

La soja se consolidaría, así, en el cultivo más rentable para el Estado, por su precio más alto que el de los cereales y por sus elevadas retenciones, que configuran un impuesto a los ingresos brutos del 35%. En el escenario productivo más probable -7 millones de toneladas de trigo, 13,5 de maíz, 3 de sorgo y 51 de soja- el aporte fiscal de los cereales sería prácticamente irrelevante, al no superar los US$ 270 millones en concepto de retenciones. De allí que la eliminación de estos aranceles hubiera otorgado un incentivo adicional a los productores para la diversificación de cultivos.

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